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Me voy a ser feliz, me voy a ser abuela.


 

Me rehuso a ser abuela a la distancia. A amar a mi nieta através de un teléfono. Me prohibo a mí misma gozarla sólo viendo videos de cómo duerme, cómo come, cómo da sus primeros pasos, cómo crece. Quiero jugar con ella horas sentada en el piso, hacerle las papillas, pasearla por el parque de la mano, perseguir mariposas, llevarla a la calesita, comprarle helados de frutilla, y muchos vestidos rosas con moños rosas y volados rosas y vinchas para el pelo haciendo juego. Sueño con bañarla con espuma, cantarle las canciones que le cantaba a su madre cuando era pequeña, acostarla a dormir la siesta y quedarme inmóvil mirándola como duerme; como lo hice con su madre, como lo hizo mi abuela con su madre, como lo hizo mi madre conmigo, como lo hice con la hermana de su madre, como lo hice con los hijos de mis hermanas, como mis hermanas lo hicieron con mis hijas. Porque para eso plantó Dios mujeres en esta tierra: para pararnos junto a las cunas de nuestros hijos a velar sus sueños y acompañar su crecimiento. Me niego a ser abuela dos veces al año; para los cumpleaños o las navidades; a ser sólo abuela de regalos en paquetes grandes en fechas festivas y besos ruidosos y molestos que dejan marcas de labial rojo y espeso. Me revelo contra el tiempo y la distancia que me denegan el goce de besar esos cachetes regordetes, embriagarme con el olorcito de su piel de bebé, mirarle sus ojos negros, escuchar su risa bella. No permito que me quede vedado el derecho y el deseo de ayudar a mi hija, a darle una mano, a cuidar a mi nieta para que ella pueda tomar una larga siesta, volver a tener una comida con velas en algún Restaurant romántico en la ciudad romántica en que vive con su pareja, y que pueda tener un par de horas libres al día para retomar sus pasiones o leer un libro o andar en bicicleta. Viviendo aprendí que no se pospone lo importante; que lo que dejas pasar no vuelve a repetirse; que los hijos no dejan de necesitarnos nunca; y nosotros nunca dejamos de desear tenerlos cerca, que los únicos tesoros de la existencia humana son los afectos; que los afectos sólo florecen con la presencia, que el tiempo anda urgido por pasar volando y le gusta arrasar con la fuerza de un tornado con todo aquello que no disfrutaste en el momento. Inexorable tirano que no vuelve a dar segundas oportunidades aunque se lo ruegues. Aprendí que los miedos y las excusas son los únicos que nos impiden vivir la vida que añoramos en nuestros sueños. Hoy firmo una Resolución que determina que armaré una carpa en cada ciudad donde nazca un nieto mío, que trabajaré poniendo curitas en almas rotas en el idoma que sea; pero que si es necesario viviré siendo nómade y comiendo raíces, vendiendo cocos, abrigándome con hojas secas y caídas, calentando mis pies y manos heladas buscando refugio en Iglesias medievales como lo hice hace unos años obesionada por caminar Paris de punta a punta y casi muriendo de congelamiento en el intento. Me opongo de forma terminante y tajante a la posibilidad de no traspasar las enseñanzas de mi abuela quien puso su vida entera al servicio de sus nietos, priorizándonos y dándonos océanos de amor, contención y compañía. No continuar y propagar en las próximas generaciones su legado de amor y entrega, de sabiduría y belleza espiritual, sería pura insensatez y egoísmo! Cómo amarla sin estar? Cómo le llega mi amor si no nos vemos?. Hay una niñita pequeña de sangre inglesa, china, argentina, asturiana, italiana y francesa que la visten de Yogui y de Coya, con ojos enormes y perfectos, que me está esperando en la otra orilla del océano. Adiós, familia amada. Adiós amigos. Los cielo. Me voy a ser feliz unos largos meses. Me voy a ser abuela, 💝 LIFE IS TOO SHORT TO WAIT.


Lic. Maria Valeria Couture De Troismonts


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